23 de mayo de 2014

Jordania. Días 4 - 7: Petra y Ammán. Dic. 2012

Nos despertamos en mitad del desierto de Wadi Rum y tres horas más tarde estábamos en Wadi Musa (Petra).
Desde Rum sale un autobus (7 JOD por persona) que tarda dos horas en llegar.
Desde ese mismo momento preparaos para subir y bajar cuestas hasta el día que os vayáis.

Habíamos reservado habitación para dos noches en el Hotel Saba'a (a 15' andando de las ruinas de Petra). Modesto, espacioso y bien atendido. Rodeado de sitios para comer barato, tanto falafel como comida más elaborada. Desayuno escaso, pero suficiente. Allí mismo te preparan, si lo solicitas, un picnic variado, para vegetarianos incluído, para llevar a Petra.

Totalmente obligatorio es llevar comida y mucha agua. Pero tambien ropa cómoda y zapatillas, ¡por favor!. A ser posible ropa que no os importe ensuciar. Las zapatillas del gimnasio nunca volverán a ser blancas... Llevan un año y medio recordándonos con su tono rosado la arena de Petra.

Las entradas, nominativas, se pueden sacar para 1, 2 ó 3 días, y os recomendamos que visitéis la web oficial para ver los precios actualizados (desde el 2012 hasta ahora - 2014 - los precios no han variado). No aceptan pago con tarjeta ni existen descuentos de ningún tipo, y no las perdáis porque dentro de la ciudad las piden bastante a menudo a modo de control.

Cruzar la entrada a Petra es de película; quizás por las imágenes que tenemos grabadas en nuestra memoria, pero es cierto que parece que de repente nos hemos convertido en exploradores y ese ímpetu por descubrir se contagia...

Porque Petra es descubrir andando, andando y andando, y subir muchas rocas, muchas cuestas, mucho camino virgen, sobre todo si se quieren ver cosas diferentes y huir un poco del "turisteo".

Hay puestos de souvenirs, bebida y comida, vendedores ambulantes, carros de caballos y burros-taxi por todos lados. Nosotros no nos animamos a subir en ninguno de estos nobles animales, pero es gracioso ver a los turistas muertos de miedo, sobre un burro que escala piedras mejor que cualquiera de nosotros con la última moda en los pies.


Muchos de los que allí ofertan sus productos o servicios viven en cuevas dentro de Petra. Cuidan tanto de la ciudad como de los turistas y mantienen esta maravilla así de impresionante.



Podríamos hablar largo y tendido de cada parte digna de visitar, pero quien vaya que lo decida y vea con sus propios ojos.





Nosotros tenemos en nuestra memoria el mejor recuerdo de todos los viajes que hemos hecho.
Quisimos sentirnos aventureros y nos lanzamos a la búsqueda de la vista más bonita del Tesoro de Petra (guiados por Lonely Planet por supuesto).
Un camino largo, empedrado, difícil y tedioso... No apto para gente que no esté dispuesta a más de 2horas de escalar montaña y que no vaya debidamente calzado, porque cansar, cansa muchísimo, además de no estar señalizado y perdernos cada dos por tres.
Sin embargo... llegar a lo más alto emociona. Allí un beduino tomando té y su pequeño gato nos dieron la bienvenida, y fue el felino quien nos guió, de manera precisa, por las rocas que había que ir pisando hasta llegar a su dueño. Desde allí, lejos de turistas y ruidos, El Tesoro se ve de una manera indescriptible...
La charla con él, las vistas, ese preciso momento, hizo que todo el día de cansancio y la bajada, no menos tediosa que la subida, mereciera la pena.


Dos días necesitamos para ver Petra al completo, dos días largos e intensos de no parar, de comer pan y queso mientras andábamos, compartiéndolo con los innumerables gatos que por allí andan, para no perder ni un minuto.
Y lo conseguimos.
De vuelta al pueblo, por la noche, cenábamos frente a nuestro hotel, fattoush, ensalada, tabouleh... por menos de 7€ los dos, y caíamos rendidos en la cama.
De hecho, la última noche visitamos el conocido restaurante Al Fandi (lo podréis localizar a través de foursquare), donde nos pusieron falafel para llevar y directamente lo subimos al hotel.



Dos días después cogimos un bus en dirección a nuestra última parada en Jordania, Ammán.
Este bus se coge en la estación de Wadi Musa, y hay que esperar a que se llene para que salga. Nosotros esperamos 2hs. Su precio hace un año y medio: 5JOD.
Al llegar a Ammán se puede coger un taxi o un bus para ir al centro.

De Ammán, y sobre todo porque poco pudimos ver por escasez de tiempo, querríamos resaltar dos cosas:

1.- El personal del Cliff Hotel. Un hotel un tanto precario pero regentado por palestinos a quienes escucharles hablar enseña a uno tanto...

2.- El famoso Hashem Restaurant (frente al Cliff Hotel). Madre mía qué comida y qué precios. 1€ por cabeza con todo incluído (ver foto), rodeados de jordanos que charlan y nos sonríen, y cargados de nuevas experiencias.

Para salir de Ammán, en dirección al aeropuerto, compartimos un taxi con otra huesped del Cliff Hotel. Un trayecto que duró 45'.
Pese a lo que habíamos leído No hay que pagar tasas para salir de Jordania.


Volveremos a Jordania, no sabemos cuándo ni a dónde, pero nada es comparable a esas sensaciones que los jordanos y su país dejaron en nosotros, nada es comparable a la sonrisa que esbozamos cada vez que los recordamos o cada vez que alzamos la vista en casa y vemos esta foto...

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